el mito de la seguridad ciudadana




Hace unos días veíamos en televisión las imágenes de un chaval agrediendo a un profesor en un instituto. Entre las medidas que se proponen en dicho instituto para evitar la repetición de este tipo de hechos figura la contratación de un guardia de seguridad.
Si prestamos atención a lo que sucede a nuestro alrededor, vemos que aumentan los sistemas de control y observación de la población en nuestras ciudades. Las amenazas terroristas, las vallas fronterizas, los requisitos para viajar en avión, muestran que el tema de la seguridad se ha vuelto omnipresente.
¿Vivimos hoy más inseguros? ¿Han aumentado las amenazas y los riesgos? O por el contrario todo se debe a que nos hemos vuelto más exigentes en el tema de la seguridad?
Sin embargo la inseguridad no es un hecho objetivo y medible. Fijémonos, en un momento, en la llegada de inmigrantes a España procedentes de África, se habla de ellos como oleadas, de avalancha. Pero en algún sitio se habla de los que llegan por avión, o de los que entran por las fronteras terrestres que son los más numerosos y no se les califica de la misma forma.
Curiosamente no se habla de la inseguridad que producen los delitos llamados de “guante blanco”, ni de los delitos fiscales, ni de la inseguridad que producen la cada vez más presente corrupción en la vida política española, ni de la inseguridad que produce la precaria salud económica de muchos trabajadores de este país que difícilmente llegan a final de mes, ni se habla de de la inseguridad que producen determinados jueces cuando actúan bajo presiones políticas, olvidando defender la justicia.
Pienso que no tenemos muy claro que seguridad buscar y nos dejamos “manipular “ por el estado o la clase política o los medios de comunicación, que nos conducen a estar dispuestos a ceder en nuestros derechos, incluida nuestra libertad, por no sé qué seguridad a cambio.

¿Qué pensáis vosotros?


3 amigos opinan:

Carlos dijo...

Hombre Felipe, que no te guste la solución del guardia de seguridad, no debe llevarte a ignorar que la situación de los docentes es cada vez más precaria y la violencia entre los alumnos cada día más generalizada.
En cuanto a los delitos de guante blanco, los delitos fiscales o la corrupción política y los jueces presionados por el poder político no comparto contigo que creen inseguridad. Provocarán indignación, pena, discriminación, asco, desesperación pero ¿inseguridad?
Por ponerte un ejemplo, si un señor entra en una sucursal bancaria en pleno día y roba amenazando a los empleados y clientes con una pistola, crea inseguridad: mi vida puede correr peligro.
Si ese mismo señor decide hacer un butrón, por la noche, desconectando la alarma y a la mañana siguiente los empleados se encuentran la caja vacía, a mí no me crea inseguridad: es el dinero del banco el único que ha corrido peligro.

felipe dijo...

No termino de estar de acuerdo contigo, Carlos. No me gusta la solución del guardia jurado porque es un parche insignificante al problema y no solucionaría nada, desde mi punto de vista.
Y pienso que tan inseguros son los robos, y demás delitos para la vida del ciudadano, como la inestabilidad laboral, que el trabajador esté indefenso, que el despido sea tan precario, que te paguen en negro parte de tu nómina (tan elegantemente te están robando parte de tu pensión y tu cotización), tan desequilibrante es que se especule con el suelo como se está especulando y te obliguen a endeudarte de por vida. Pero solo nos alarma la inseguridad ciudadana, y esa otra inseguridad ¿no es alarmante?

Carlos dijo...

Felipe, sí que es alarmante.
En lo que yo discrepo es en lo que sostenías en tu comentario: que los delitos fiscales, de guante blanco, etc crean inseguridad. Y en lo que sigo discrepando es en que los definas como "esa otra inseguridad".
Pero insisto en que coincidimos en que son alarmantes, incluso diría yo que más que la inseguridad ciudadana.