Todos coincidimos en ver el año 2005 como un año lleno dificultades, complejo y hasta difícil de entender. Da la sensación de que hemos perdido las habilidades para encarar el futuro de manera positiva. A nivel profesional o personal o familiar e incluso económico la situación no ha sido lo buena que prometía. La economía no termina de despegar, los políticos se alejan de sus compromisos, algunos despiertan inquietud, por no decir preocupación con sus declaraciones – el caso más claro el de Irán -. Los emigrantes que buscan un lugar donde mejorar su vida ven como no siempre son entendidos, ni acogidos y si como aumenta el rechazo por diferentes circunstancias.
Pero hay que mirar al futuro, y mirar hacia delante, habrá problemas imposibles de resolver, tendremos que cooperar para solucionar los desafíos que nos trae el futuro 2006, habrá que tener precaución y previsión para descubrir que juntos podemos llegar lejos, con optimismo, un optimismo que nos lleve a todos, a los que gobiernan y a los que somos gobernados a dejarnos llevar por el sentido común.
Un sentido común que pasa por recuperar el diálogo. Un diálogo constructivo entre todos, que de verdad lleve a resolver los problemas que de verdad nos preocupan: desempleo, vivienda, educación... etc. Todo ellos lejos de la fácil demagogia de los gobiernos que prometen y de sus opositores incapaces de aportar nuevos caminos o nuevas ideas, dejándose llevar por la fácil crítica. Hablar, hablar buscando la verdad, no la de cada uno sino la verdad total. En la mayoría de las ocasiones la mejor manera de ganar el futuro es aplicar el sentido común.
¡Hagamos del 2006 el año del sentido común!
