el riesgo de vivir




Susana cuenta, en su blog Keep walking, una situación que vivió. Esta situación le hizo plantearse preguntas y no encontró respuestas para muchas de ellas.
Pienso que eso nos viene sucediendo a todos. Somos conscientes de vivir en una sociedad nueva. Una sociedad que camina a pasos agigantados hacia su futuro. Un futuro incierto y preocupante por demás. Pero se olvida del “antes”, nuestra sociedad no es nueva del todo, hay un conjunto de cosas que plasman nuestro pasado y nos enriquecen desde que nacemos. Es nuestra tradición. Para construir una sociedad “nueva” es necesario que tomemos en serio la “vieja”. Hay que comprender el pasado, apreciar lo que tiene de valor y abandonar lo que no tiene.
Y ella tiene la sensación, creo que igual que yo, que vamos demasiado deprisa, que huimos hacia delante y hacemos cosas pensando sólo en nosotros, olvidando que no vivimos solos y que los demás también estamos ahí y podemos no compartir ciertas actitudes, ciertas formas de vivir o entender la vida; que aunque las respetemos, no siempre nos conducen a encontrar respuestas a nuestras preguntas.
Y eso, en mi caso, me descoloca, me desubica, me deja preocupado.

4 amigos opinan:

Redactor-es dijo...

y seguimos estando ambos en la misma situación... incapaces de llegar a esas conclusiones que no están al alcance de la mano y dudando del modo de hacernos con ellas...
(a veces pienso que si no soy la única que se preocupa aún hay algo que se podrá hacer)

Anónimo dijo...

Hola Fetuza!
Cuánta razón tienes!
Pero esta vida tan vertiginosa, me parece que cada vez más, nos desacomoda un poco, y a veces cuesta digerir lo que uno ve, tolera, soporta.
Quisiera solamente aceptar todo ese vértigo, pero conservar ciertos principios de educación que nos mantiene el equilibrio social.
En lo que a mí respecta, no hay nada que me moleste más que escuchar que me traten como si nos conociéramos de toda la vida, cuando , sobretodo, entro a un negocio y el o la asistente me pregunte de igual modo que si le preguntara a un adolescente: hola, que buscás?
También me molesta que cualquiera en cualquier momento, meche entre frase y frase, mi amor...
O que el besuqueo no espere a ver si estoy dispuesta a ofrecer mi mejilla al recién presentado...
Y sin embargo, siempre caigo en la trampa, y respondo al impertinente en el negocio como si no registrara el atrevimiento; asumo que a mí también se me escapan los "amoreos" ridículos; y acerco la mejilla para no dejar mal parado a la o el infeliz que ya se inclinó con la boca fruncida para estampar un beso en ambas mejillas...

Anónimo dijo...

Lo rescatable es que trnasformemos nuestra mutua preocupación, en actitudes que nos encaminen a ir modificando lo poco que podemos desde nuestra trinchera.

Saludos

aprendiz-de-mucho dijo...

Hoy todo tiene que hacerse en el momento, casi nada respeta el saber hacer del "fuego lento"... Esas prisas son inevitables si quieres estar al día o simplemente seguir el ritmo... Odiosa monotonía... De todas formas aún hay cosas para las que se requiere tiempo, cosas que de otra forma no salen bien