La educación en suspenso




El sistema educativo español, que no termina de encontrar el consenso necesario, tiene también otra asignatura pendiente: la adaptación a la sociedad. Una sociedad cada vez más compleja, que viene demandando una formación más diversificada y en las que los saberes se renuevan velozmente. Mientras tanto estamos enfermos del mal escolar.
Un síntoma claro de esta enfermedad es la ineficacia del sistema, En esto coincidimos todos, en nuestro país hay un serio fracaso escolar. Fracaso que se agudiza con el desconcierto de los enseñantes, que como es sabido han perdido autoridad y prestigio. Paralelamente las mutaciones de la familia, de la sociedad y de los medios de comunicación han ido recortando el magisterio de los profesores. Curiosamente los retos que esperan a la escuela son cada vez más ambiciosos. Todo el mundo le pide sea mejor, que se adapte a los nuevos datos técnicos, económicos y científicos. Pero para ello hacen falta medios materiales, humanos y económicos. No podemos olvidar que al ritmo que van las cosas y en función de nuestras perspectivas demográficas, con una sociedad que envejece y disminuye, muy pronto van a faltar investigadores, científicos, ingenieros, etc., que son imprescindibles para mantener, sólo mantener, nuestra capacidad económica.
Para evitarlo es necesario ser audaces a la hora de buscar soluciones, y eso pasa por tener una visión global de la educación en sus finalidades sociales, cívicas, culturales y económicas al mismo tiempo que la escuela se coloca en el corazón del proyecto.

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