persona, mujer y monja




Esther, monja trinitaria en el monasteriode Suesa de Cantabria ha publicado en eclesalia, una carta en la que deja algunas perlas para reflexionarlas. Me ha parecido interesante dejaros unas breves pinceladas. Las negritas son mías.
“Soy monja. Lo confieso. Monja trinitaria. Y, además, se me nota.” Soy monja. Y, además, para mayor sorpresa de gran parte de la sociedad, soy feliz, y encima, tengo la certeza de que, a lo largo de mi vida, podré realizarme como persona, como mujer y como monja católica.
No es imprescindible, ni mucho menos, tener vastísimos conocimientos intelectuales para realizarse como persona. Ni viajar, o conocer otras culturas (cuanto más lejanas mejor), saber varios idiomas, conocer las últimas tendencias en moda, música, arte, deporte... No. No es imprescindible. Tampoco adquirir amigos chateando, enviar mensajes con el móvil, o hacer llamadas perdidas. Si así fuese, anularíamos a millones y millones de personas que no tienen acceso a todo esto, o que no quieren acceder a ello.
Es más conveniente procurar indagar en nuestro interior, conocer sus atajos y sus baches, sanarlo y alimentarlo, enriquecerlo con la reflexión, la apertura a las diferencias del prójimo, la generosidad y el sosiego. Así podremos entender y no juzgar otras culturas, valorar los pasos y caminos de la sociedad actual, enriquecernos con la felicidad ajena y transmitir la propia. Indudablemente es más efectiva la comunicación interior que la de los correos electrónicos “FW”. Eso no significa no dedicarle tiempo al estudio, el conocimiento, la información y el ocio. Faltaría más.
Si sólo pueden realizarse aquellas mujeres que son madres, que ejercen el don biológico de la fertilidad, o que son esposas, que han contraído matrimonio, o que se enamoran de un varón, o... desde luego, borramos de un plumazo a millones y millones de mujeres solteras, estériles, célibes, o vírgenes..., a millones de mujeres dedicadas a su Dios a lo largo del tiempo y del espacio. A mujeres que optan por caminar sin pareja, que prefieren otro tipo de autonomía.
Se es fértil también de otras maneras, haciendo de las entrañas lugar de acogida, fuente de expresión. Engendrando vida con todo el ser, no sólo con los órganos reproductores. Recibiendo amor y caricias, y repartiendo ternura y desvelo por los demás varones y mujeres. Engendrando un proyecto con otra gente, compartiendo techo, alimento, ilusión y cansancio sin necesidad de amor platónico o genital. Y enamorándose cada mañana de las oportunidades, de la propia vida, de los amigos y amigas... Que no hay más que echar un vistazo en el diccionario de la RAE para observar cómo hemos reducido esa hermosa palabra.

Si queréis leerla entera, no tiene desperdicio la podéis encontrar en esthersu fecha 29 mayo. Y una visita interesante, con mucho humor es la página Web de su convento: monasterio trinitario

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