muerte...vida...tan juntas siempre

cementerio

Tan juntas siempre a pesar de ser antagónicas, al menos así nos lo parece; pero no pueden desligarse, nacemos y no sabemos si seremos ingenieros, fontaneros, abogados, pero estamos seguros de que hemos de morir. Lo sabemos y lo ignoramos hasta que llega el día.
En esos días nuestros familiares, amigos, conocidos irán a cumplir con su sentido cívico al tanatorio. Posiblemente algún familiar puede estar lleno de pena, llorando la perdida, pero lo más natural es que nos encontremos con unas conversaciones, llenas de risas en ocasiones, que no nos hace sospechar para qué han ido aquellas gentes a ese lugar.
De tal manera que salvo las personas más afectadas por el dolor, el resto sigue, a pie juntillas el dicho: “el muerto al hoyo y el vivo…”.
Una forma como otra cualquiera de poner distancias entre nosotros y la muerte, como si cuanto más nos acercamos a ella, nuestra actitud fuera un canto a la vida.
¿Exagerado? La próxima vez que vayáis a un tanatorio fijaros en la actitud de las personas a vuestro alrededor, mientras esperan han matado al tiempo.

3 amigos opinan:

Diana L. Caffaratti dijo...

Es que en este mundo del culto a la juventud eterna, la muerte se nos antoja ajena.Negación sistemática de su existencia, hasta que nos toca.
Y en el devenir de los días, cada tradición va perdiendo su fuerza: no se llora a los muertos para que no se corra el rimmel, no se va a los mortuorios para que la "depre" no nos pesque,el lugar se convierte en el encuentro de parientes que no se ven hace mucho tiempo, la risa anula el paso del llanto...
Ya lo dijo el poeta:
¡Dios mío,
qué solos se quedan los muertos...!

guadis! dijo...

Es verdad, vos sabés que acá pasa lo mismo muchas veces. Salvo que la muerte haya sido de alguien muy joven o por alguna razón incomprensible...

Carlos dijo...

Es comprensible vivir de espaldas a la muerte. De hecho vivimos como si no nos fuéramos a morir nunca, ahorrando para el mañana, planificando nuestra jubilación,...
La verdad es que si asumiéramos que mañana podríamos morir ¡cuántas cosas cambiaríamos!