los mil y un nombre del c...

Sabemos que existe una vieja costumbre que llama a los órganos genitales, masculinos y femeninos con diferentes expresiones por lo menos curiosas. Ignoramos el por qué de esa costumbre, empeñada en convertir en tabú una parte de la anatomía del hombre y de la mujer.

Puestos a suponer es fácil pensar que cuando mujeres y hombres inventan denominaciones para el sexo de su pareja, estas serán desenfadadas, cariñosas, cargadas de sana ironía o de carga simbólica que solo ellos pueden entender, y que quizás añade una carga erótica a sus vidas.

José Dueso, publicó en 1995, un libro titulado: Los mil y un nombre del c…, en Ediciones SB. Buscó en la literatura mundial rastros de nombres utilizados para llamar al órgano sexual femenino a lo largo de la historia. El libro, curioso y para nada de mal gusto, recorre poesía, prosa, canciones que van desde los latinos: Marcial, Ovidio, Petronio, Virgilio a los autores del Decamerón y de los Cuentos de Canterbury. Entre los autores españoles figuran: Luis de Góngora, Francisco de Quevedo, Nicolás Fernández de Moratín, José de Espronceda, Camilo José Cela.

La palabra coño, que procede del latín cunnus es sin duda la más usada y conocida. Otras denominaciones todas documentadas con la publicación de la poesía, cancioncilla o párrafo donde aparecen con el nombre del autor son: abismo, abra, aguabenditera, bolsillo, cinto, culantrillo, dátil, forro, hospital, madre, lunar, mazmorra, olla, ojo, pliegue, pluma, pochitoque, etc. El autor llega al número mil y deja a los lectores que añadamos el número 1001.

¿Te animas a ponerle nombre?

1 amigos opinan:

mensajero dijo...

unos versos de Quevedo, donde le llama zaguán:

sobre ella se echó de bruces,
que por su furia infernal
se le saltaron los sesos
en los pelos del zaguán.

travieso andas en esta semana santa, amigo felipe :):)