¡somos gente!




Clamaba, indignada una señora ante las cámaras de la televisión, afectada por la crisis de Air Madrid. Ayer la Federación Española de Fútbol no veía motivos suficientes para suspender el partido de fútbol debido a las cuatro personas muertas y numerosos heridos en el accidente que les llevaba a Madrid para ver el partido.
El grito ¡Somos gente! refleja el sentimiento de impotencia al verse tratada como un objeto, un número sin rostro al que nadie atiende, nadie está obligado a dar razones, y del que se puede abusar sin problemas.
En estas ocasiones vamos dejando muestra de la inhumanidad a la que vamos acercándonos cada vez más rápido. Me asusta pensar que Vicente Verdú pueda tener razón cuando habla de cómo el poder de los ciudadanos, que se limitan a depositar su voto y a desaparecer, va dejando paso al poder de los consumidores. Estos si saben lo que quieren y además tienen claro sus derechos.
¿Dónde quedan nuestros proyectos, la lucha por nuestros ideales? ¿Dejaremos que nuestro yo consumidor sea el que transforme la sociedad?

2 amigos opinan:

Diana L. Caffaratti dijo...

Tal vez, el tener la oportunidad de mirar hacia atrás, nos haga reflexionar de esta manera, Fetuza.
Yo, para mi consuelo, suelo decir que si hemos llegado a estas circunstancias, es porque se ha ido cociendo a fuego lento durante todos los años de la humanidad.
En contrapartida, tengo la costumbre de hacer tablas de doble entrada para anotar lo bueno y lo feo de nuestra actualidad.
Puedo asegurarte, que a pesar de todo, el balance siempre me da positivo. Sin embargo, no me deshabilita para la crítica de la pérdida de valores.
Si sólo potenciáramos a los que pertenecieron a cada época,viviríamos caóticamente: un zurdo sería hijo del demonio, un negro seguiría siendo esclavo, tal vez nosotros siervos de algún poderoso ( mmmmmmm.... Aquí hay mucha tela para cortar), la peste bubónica haría de las suyas,los pobres serían algo natural e innecesario, la Inquisición nos hubiera cortado en mil pedazos más de una vez, El transplante de corazón y otros milagros serían herejías, expresarte libremente un delito...( Y para no abusar de tu espacio no continúo pero tu claridad de pensamiento colmará la lista)
Creo que Verdú tiene bastante razón en su artículo "LA vida o el accidente"... Un pragmatismo difícil de refutar.
Así y tofdo, perfectibles como somos, continuemos anotando nuestras reflexiones. Las palabras también son acción y sirven para movilizar.
Feliz vacación invernal.
Yo, comienzo las de verano, un poco más extensas que las tuyas....

(Me ha impresionado la imagen que adjuntas al artículo, pero, su metamensaje es lastimosamente verdad.)
Un abrazo

Carlos dijo...

¿Y qué problema hay?
Ya que los políticos han montado el sistema para preguntarnos sólo cada cuatro años y después poder hacer lo que quieran, me parece muy bien que aprovechemos que el capitalismo es más democrático que la política y que con nuestras decisiones cotidianas podamos hacer que las empresas quiebren, hagan donativos, o cambien sus estrategias.
¿No es maravilloso? ¿No sería maravilloso que los políticos se comportaran tan sensiblemente como las empresas?