Los descubrimientos fósiles muestran que desde los comienzos fue característico de la especie humana compartir los alimentos. Pero también las señales de heridas en restos de cráneos humanos nos ponen en contacto con otro aspecto de los seres humanos: desde antiguo han luchado entre sí. Convivencia y conflicto, compartir y robar, ayudarse y matarse: he aquí la paradoja del ser humano. Podemos dañarnos mutuamente y perjudicar al entorno ambiental, pero somos al mismo tiempo capaces de sanar y sanable, capaces de ser heridos y de herir, pero también de dejarnos querer y perdonar.
¿Elegiremos la convivencia o el conflicto? De nosotros depende
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