por qué creo en Dios




Hoy es difícil encontrar noticias de Dios. Se le considera ausente, cuando no muerto. De la Iglesia es más fácil saber cosas, casi siempre negativas o resaltando los aspectos más controvertidos de su actuación. Bien es verdad que se confunde a la Iglesia con la jerarquía eclesiástica pero a eso ya estamos acostumbrados. Sin embargo de la verdadera historia de la Iglesia conocemos muy poco. La historia de la Iglesia es la historia de la Santidad, la santidad de sus miembros. Hay muchos santos y santas en las calles de nuestras ciudades, en los barrios humildes donde la vida no es tranquila sino dura y difícil. Barrios y calles de gente humilde, de gente pobre, de gente acogedora, que se reúnen en comunidades intentando vivir de acuerdo con los valores evangélicos: humanismo, generosidad, solidaridad entre otros muchos. Estos santos y santas son los testigos eficaces de Dios. Del Dios al que se le encuentra siempre ¡buscándole!
La fe siempre ha recibido algo, un ambiente, un ejemplo, el testimonio de unos amigos, de unos familiares. Por eso creo en Dios y le busco.

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