Las peleas de cada día




Hemos empezado el colegio. Los motores empiezan a coger velocidad y han vuelto a aparecer problemas. Algunos chicos empiezan a sentirse mal y no por los estudios. Un grupo de mis alumnos ha empezado a molestar a otros, tanto en el colegio como fuera de ella. Han llegado a perseguirlos hasta su casa.
Hemos comentado el tema en clase, con toda la clase, con los alumnos implicados, individual y en grupo. He hablado con los padres de todos los implicados y todos se han asombrado de la actuación de sus hijos. Han jurado y perjurado que van a colaborar conmigo, que eso no va a volver a suceder porque no se puede consentir. Bonitas palabras pero no las tengo todas conmigo. Me toca esperar. Pero sé que no se resuelve de un día para otro, voy con cierto temor a lo que me voy a encontrar cada día y es una sensación nueva, nunca la había sentido.
Vosotros pensareis que donde he dejado mi optimismo, mi sentido utópico de las cosas, pero de verdad no sé……

3 amigos opinan:

Redactor-es dijo...

lo que nunca habías sentido es esa sensación de temor? pues 'me temo' que os toca a los profes aprender a convivir con ella... porque la situación no parece que se vaya a solucionar rápidamente

felipe dijo...

Si, querida amiga, nunca me he sentido perdido y ahora creo que no se como resolver el conflicto, como hacerle frente y sobre todo como evitar que los chicos sufran a manos de otros, que no quieran ir al colegio, que esten tristes, que deseen crecer. Me preocupa sobre todo la sensación de parecer derrotado cuando la "batalla" ( triste palabra) no ha hecho nada más que empezar.

Anónimo dijo...

No es que hayamos dejado la esperanza. Ni tù ni yo.
Nuestra docencia se enfrenta cada dìa con distintas experiencias. La suma de ellas no nos alcanza aùn para entender la violencia.
Violencia partìcipe de la actualidad. La viven los jòvenes. Los padres, tema difìcil para analizar, tambièn la viven y la ejecutan.
Y en el medio, nosotros, los maestros, que nos han convertido la profesiòn en sacerdocio, por lo que todo el mundo espera que consigamos el milagro.
Pero, vamos, fetuza, arriba el ànimo. Hay algo nuevo que aprender!
cadila