Viva la gente, la hay donde quiera que vas...




La muerte la llevamos con nosotros desde que nacemos. Es nuestra compañera invisible. No habla, no opina, silenciosa ve lo que hacemos mientras espera pacientemente su momento. Un día decide convertirse en protagonista. Afortunadamente para nosotros hoy no quiso hacerlo.
Eran las cinco de la tarde, una hora muy taurina, cuando sufrimos un accidente de coche que lo dejó como se ve en la imagen. Cinco ocupantes dentro, dos adultos y tres niños. Mi mujer, que conducía, mi hijo menor mis dos nietos y yo. A los chicos no les pasó nada en absoluto, a mí unos cardenales, mi mujer si tiene más daños, daños de cristales en sus manos y piernas y magulladuras en general. Según los asistentes nacimos de nuevo.

Pero hoy quiero destacar a las personas que se volcaron en ayudarnos, personas anónimas que nos ayudaron a sacar a mi mujer del coche donde quedó aprisionada por el volante, que pusieron los triángulos para avisar a los conductores de la presencia de un coche averiado, que se ocuparon de mi hijo y mis nietos mientras yo con ayuda de una de ellas sacaba a Inés del coche, a los bomberos, la policía, las ambulancias, y al personal del hospital donde nos atendieron con enorme amabilidad y paciencia.

Todos nos han recordado aquella canción que un grupo de jóvenes americanos cantaban en sus visitas a España: Viva la gente, la hay donde quiera que vas…

Desde aquí con todo nuestro corazón mi familia da una emocionado Gracias a esa gente anónima que creyó que ese momento debían dedicárnoslo a nosotros y se pusieron mano a la obra dejando todo lo que estaban haciendo. ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Gracias!!! ¡¡¡¡Muchas gracias!!!!

1 amigos opinan:

Redactor-es dijo...

uf, vaya felipe, me he asustado cuando he visto la foto, yo tuve un accidente parecido y la verdad es que se pasa fatal, espero que todos lo llevéis lo mejor posible... y sí, la verdad es que reconforta muchísimo (tal y como está el mundo nowadays...) encontrar a gente que ayuda, me alegro de que no fuera grave,
un abrazo