pido perdón, segunda parte de "los girasoles ciegos"

Un amable lector, me ha hecho ver que mi anterior comentario no era fácil de entender y un poco confuso, pido perdón por ello. Quizás escribir cuando los tejados se juntan, como decimos por estas tierras y después de una reunión de amigos hablando de lo humano y divino – no seáis mal pensad@s- las ideas se apelotonan y se superponen unas encima de las otras y es difícil alinearlas en su orden lógico.
No me gusta recomendar libros, los gustos de cada uno de nosotros son diversos y lo que a uno le gusta a otro le aburre. Por eso yo sólo digo que he disfrutado leyendo este libro de Alberto Méndez y publicado en Anagrama.
Los girasoles ciegos nos cuentan cuatro historias independientes entre si, pero con un protagonista común y siempre presente: la derrota. Cuatro historias de posguerra reflejadas en: un capitán del ejército de Franco que se declara “rendido” negándose a ganar la guerra. La segunda nos narra la historia de un poeta - un poeta sin versos - que huye con su novia embarazada desoyendo todos los consejos. La tercera nos habla de un preso ante el juicio sumarísimo al que es sometido y de su conocimiento del hijo del coronel que lo juzga. Finalmente la cuarta nos habla de un diacono que reclama la sangre purificadora del vencido.
Mi reflexión incidía en que estas pequeñas historias eran ignoradas por la HISTORIA con mayúsculas que las arrastra como si de un río se tratase sin detenerse a oírlas ni prestarles la más mínima atención. Como si no importasen. Como si no existiesen.
Historias de derrotas, derrotas que necesitan dos bandos, el de los vencidos y el de los derrotados, y hoy sólo hay herederos de los unos y de los otros. Yo deseaba terminar con una cita de José Manuel Caballero Bonald, poeta y escritor andaluz, que afirma que nosotros somos el tiempo que nos queda y si tiene razón, más nos vale aprender de esas pequeñas historias para evitar repetir la historia con mayúsculas.
Confio en ser más entendible ahora

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