Poco y mal

Vivimos una época de profundas transformaciones en las formas de convivencia entren las personas. Una de esas profundas transformaciones es la que afecta a las "sociedades de vida registrada" como llaman en Alemania a los matrimonios homosexuales. No podemos olvidar que hay una cierta demanda social para abrir horizontes a otras formas de amistad y de amor diferentes a las tradicionales.
A raíz de una encuesta, que se realizó en España hace unos años, en la que se afirmaba que aquí se hacía el amor "poco y mal", el obispo Alberto Iniesta la comentaba invitándonos a amar, hablar con los seres humanos, a ir por la calle amando y sembrando amor; todos los días y cuantas más veces mejor.
No basta con ser amables, sino que debemos ser amantes. Y hay muchas maneras: una mirada, una sonrisa, un pequeño favor, una palabra, un silencio respetuoso, una atención, una conversación. ¿Tan difícil sería añadir: una relación estable? ¿Hombre, mujer? ¿Hombre, hombre? ¿Mujer, mujer?
Sería una manera de abrir una equiparación de oportunidades de acceso al matrimonio para que aquellos homosexuales que lo deseen puedan construir un marco que posibilite una madurez adulta capaz de mantener una relación de amor reciproco.