¿Emite calor el infierno o lo absorbe?

El profesor de Ciencias Físicas de la Universidad de Valladolid planteó a sus alumnos una sola pregunta: ¿Es el infierno exotérmico (emite calor) o endotérmico (absorbe calor? Justifica la respuesta.
Entre todos los ejercicios entregados resaltó el de un alumno que apuntó elementos discursivos propios. En su redacción partía primero de la necesidad de saber cómo varía la masa del infierno. Para averiguarlo estableció la necesidad de conocer la frecuencia con la que las almas entran en el infierno y la frecuencia con la que salen, porque del saldo se obtendría la variación de masa que buscamos. En su opinión, debía asumirse sin duda ninguna el principio de la eternidad del castigo de la condenación, de donde se deduce que un alma que entre en el infierno jamás saldrá de allí. Es decir, que la frecuencia de salida es nula. Ahora, para calcular cuántas almas entran en el infierno, tiene en cuenta la existencia de gran diversidad de religiones, coincidentes todas en destinar al infierno a quienes no sean miembros de ellas. Además recuerda el principio de que para cada persona dada se verifica la imposibilidad de su pertenencia en un momento determinado a más de una religión. Y, a partir de ahí, deduce que toda la gente y todas sus almas acaban en el infierno.
Luego, las tasas de natalidad y de mortalidad le llevan a la conclusión de que el número de almas que ingresan en el infierno crece exponencialmente. Se ocupa a continuación de examinar la variación del volumen del infierno atendiendo a la Ley de Boyle, según la cual para que la temperatura y la presión en el infierno permanezcan invariables, su volumen tiene que expandirse en la medida en que se van sumando almas. Explora, entonces, dos posibilidades: 1) que el infierno se expanda a una velocidad inferior a la frecuencia de entrada de las almas, lo que incrementaría la temperatura y la presión en el infierno hasta que viniera a reventar; 2) que el infierno se expandiera a una velocidad mayor que la frecuencia de entrada de condenados, con la consecuencia de un descenso de la presión y la temperatura ambiente hasta la congelación
En este punto, el alumno se ve obligado a optar y para hacerlo introduce un nuevo postulado, enunciado al parecer por su compañera Rocío López cuando estaban ambos en primer curso de carrera, y que fue formulado en los siguientes términos: 'El infierno se congelará antes de que yo me acueste contigo'. Después, refiere el hecho de que todavía no lo ha conseguido, lo que obliga a establecer la falsedad de la segunda opción, y a proponer como mejor respuesta la de que 'el infierno es exotérmico'. Falta decir que nuestro aventajado alumno obtuvo, según se ha sabido, la calificación de matrícula de honor.
Publicado por Miguel Ángel Aguilar en el periódico cinco días.

1 amigos opinan:

Anónimo dijo...

los pensamientos tienen alas y no se les pueden poner entre rejas. Realmente me ha parecido muy ingenioso y por la nota muy científico también.
Saludos
carmen