Los seres humanos tenemos confiada la custodia de un tesoro, de unos sueños, a nuestros padres, a nuestros educadores, a nuestros políticos. Estos sueños, quizás extraños a mucha gente, pero seguro que nobles, utópicos, irrealizables tal vez, pero estimulantes siempre.
Pensemos en nuestros sueños como ciudadanos: trabajos dignos y suficientemente remunerados, viviendas adecuadas y asequibles, educación de calidad para nuestros hijos, asistencia sanitaria ágil y eficaz, servicios sociales para las personas solas, ancianas, con enfermedades terminales, carreteras capaces de soportar el tráfico, medios para combatir incendios, nevadas o cualquier desastre, policía al servicio del ciudadano que respete los derechos humanos, políticos que cuando gobiernan o están en la oposición se dediquen a proponer metas que fascinen con ideas y hechos que arrastren sin dar por bueno aquello que no lo es, que estén despiertos y atentos a las demandas de la sociedad, que no busquen bronca innecesarias porque su misión es cuidar los sueños e intentar hacerlos realidad para que cuando llegue la ocasión podamos confiarles o no una nueva partida de sueños, seguramente tan estimulantes como los anteriores.
ago
11
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 amigos opinan:
Publicar un comentario